Existe una creencia popular en la cual sólo debemos proteger nuestra piel y nuestros ojos durante los meses de verano.Pero, debemos saber que el sol, afecta por igual en todos los meses del año.
La radiación solar nociva no depende de la temperatura ambiente ni depende tampoco de las condiciones climatológicas, por ello en días de lluvia y nubes, hay que protegerse igualmente, ya que estas nubes no son lo suficientemente densas para que no sean atravesadas por el ultravioleta del sol.
Hay dos radiaciones solares, son las llamadas UVA y UVB y ambas llegan a nuestro cuerpo independientemente del mes en el que estemos.
La radiación UVA es capaz de penetrar hasta la hipodermis, capa más profunda de la piel, siendo el porcentaje que llega a la superficie terrestre de un 99% estando presente durante todo el año.
A diferencia de la radiación UVB, la cual presenta mayor incidencia durante los meses de verano y el porcentaje que llega a nosotros es mucho menor provocando menos daño en nuestro cuerpo al no ser tan potente.
El sol afecta a nuestro cuerpo causando daños que son acumulativos y permanentes, de ahí la frase “la piel tiene memoria”.
Sin la protección adecuada podemos sufrir fotoenvejecimiento, pigmentación o manchas en la piel, reacciones alérgicas, cáncer, etc.
Con respecto a nuestros ojos, los daños pueden ser muy diversos, desde visión borrosa, irritación o enrojecimiento hasta pérdida temporal de la visión e incluso la ceguera completa en casos extremos.
Es importante tener en cuenta que cuando hay nieve, la luz que llega a nuestros ojos no sólo es la que incide directamente sino también la que se refleja en la propia nieve.
Igualmente sucede con la radiación que se refleja en el mar e incide sobre nuestros ojos.
Por ello el daño puede ser mayor en estas condiciones, pudiéndose sufrir inflamación o úlceras de córnea y conjuntiva.
Es importante que recordemos ir bien protegidos de las radiaciones nocivas solares con gafas de sol durante todo el año.
Las gafas de sol deben estar siempre homologadas ya que si no son de buena calidad, no sólo no nos estamos protegiendo del ultravioleta del sol, sino que multiplicamos sus efectos dañinos en nuestro sistema ocular.